martes, 7 de junio de 2011

Visita de nuera


Está de visita mi nuera.  Su llegada me puso muy contenta, primera vez que decide viajar ella sola. No vivimos en la misma provincia, ella en Santa Fé y yo en Córdoba por eso siempre había venido con mi hijo. Hace 25 años que están casados.
No es común que las nueras visiten a las suegras, generalmente éstas se quejan de cómo las suegras molestan con su visita, esa “vieja bruja, hincha y mandona” Nunca me identifiqué con los chistes que hacen de las suegras ni formé parte de esa burla, eso que dicen que las suegras se inventaron porque el diablo no podía estar en todas partes.
   Tengo tres nueras, pero jamás tuve problemas con ninguna de ellas, creo que las que sí los tienen es porque no aceptan que su hijo haya volado al fin, por eso siempre, siempre pensarán que la mujer con la que se casaron noera para su hijito “¿qué le vió? Por Dios ¿qué le vió?” dicen, “ni siquiera sabe limpiar, de cocinar no hablemos, ahí anda mi hijito todo rotoso y siempre con hambre”.
-Seguro que anda bien en la cama, porque es lo único para lo que ha de servir esa haragana- la escucho recitar a mi vecina cada vez que va a la casa de su hijo, y va seguido, casi todos los días, me digo: “pobre su nuera, con semejante suegra...”, uno de estos días se lo voy a decir, directamente, que ya me tiene cansada con sus quejas, que no me gustan las personas que sólo hablan mal de los demás y que abren sus bocas para hacer que la tristeza gane su batalla, porque me contagia de ella si la escucho por mucho rato, prefiero observar a los pajaritos haciendo su nido en mi gualeguay, me llenan de optimismo, me hacen olvidar de que hay gente como mi vecina, que no sabe vivir, siempre viendo lo  malo, jamás un halago, una palabra que ilumine su rostro agrietado, alrededor de sus labios esencialmente, como si cada mal pensamiento que exterioriza le fuese dejando huella.
Esta nuera mía se destaca, además de otras virtudes,  por su habilidad con las manos, sabe tejer, coser y es muy limpita, lo tiene a mi hijo que es una hermosura, todo contento, siempre bien vestido y con la panza llena. Tiene cuatro hijos que son  maravillosos, los cuatro distintos, pero se parecen entre sí, como cuando el aire y el sol madura de igual manera a los limones de mi jardín, todos brillantes, fragantes, luminosos.
Quiere que la asesore en algunos tejidos que está haciendo, cubrecamas, bufanda, pantuflas,   compruebo que tiene muchos proyectos juntos, todos a medio comenzar, yo le digo –Es mejor empezar y terminar algo, que el tejido tiene que ver con el ánimo, si estás enojada por ejemplo te sale todo apretadito, cuando estás contenta un poco más flojo, si comenzás otro tejido antes de terminar éste, quién sabé como estáras la próxima vez que lo retomes, por eso cuando el tejido es desparejo, es porque la trama responde a las idas y venidas de nuestro humor, no hay persona que todos los días pueda levantarse con la misma alegría, con la misma paz, pasa la vida, mejor dicho, ocurre la vida, con sus consuelos y desconsuelos, con sus ratos de sol y otros de sombra...- Ella me mira pensativa, continúo diciendo -Jamás comienzo algo si antes no termino lo que estaba haciendo, porque me conozco y sé que todos los días no estoy igual, se me empinan las mañanas y a veces tengo que sacar mucha fuerza para ascenderlas, pero son las menos-, “¡por suerte!” suelta Alicia, la hija con la que vivo y se le sube a los ojos una sonrisa que apaga mi reproche.
Le gusta conversar a mi nuera, “terequetere, terequetere, queteteretere”. Me gusta escucharla, conocerla, compartir con ella. Es auténtica, se la mira y uno se da cuenta que no finje lo que siente. Está contenta, la verdad que tiene tanto para estarlo: Salud, belleza, un marido que sólo tiene ojos para ella y unos hijos que la aman, aunque a veces están en la sana rebeldía  y necesitan autodeterminarse, ella es  sabia como para comprenderlo y dejar que así sea. Lo que no estoy segura es si ella se da cuenta de todo lo que tiene, de su gran fortuna, la espiritual, que la otra no importa, que es mejor ser pobre pero intentar ser feliz, a como dé lugar. 


 Hace un rato que se fue mi nuera, se la extraña, su risa, su manera de contagiar ganas en el hacer.
 Ojalá que vuelva pronto, nos ayuda a sacudirnos el silencio, nos hace mirar para dentro y descubrir entre risas la importancia de los verdaderos afectos.

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