lunes, 7 de marzo de 2011

Cubrepies, cubrealma.

Quieres que tejamos un cubrepies, porque dices que si tienes fríos los pies no vives.
Muchos tienen frío en el alma y son cuerpos sin fuego.
Me traes lana, dices que es lana, hoy día todo es sintético. Hasta los colores parecen distintos. No sé, parece que en la elección la vieja sos vos, apagados, grises, negros, marrones ratón. Yo hubiera elegido rojo, amarillo, verde o azul cielo.
Pero será tu cubre pies, así que no me meto. Igual te lo digo, me miras y te ríes. En realidad nos reímos las dos, eso es lo bueno de los hijos grandes, si te lo hubiera dicho cuando adolescente la de gritos y enojos que hubieras tirado por el desorden de tu pieza
Ahora por fin nos encontramos, antes era un aprendizaje constante, ahora todo es más apacible.
La verdad que lo del cubrepies no es difícil me dices, pero si ni siquiera sabés agarrar la aguja, te digo otra vez. No me escuchas porque estás preparando el mate. O haces que no me escuchas, no sé bien.
Vuelves radiante con todo listo, ese aroma de pan recién horneado me mata, el doctor me dijo que me cuide en las comidas, hace tanto que lo hago que ya estoy aburrida, prefiero morir con la panza llenita de algo rico que hambreada y triste.
Y dejá de mirarme preocupada, grandota, que estoy bien, quedé algo enclenque,pero ya tengo firmeza en las piernas, hasta me animaría a bailarte un chamamé si encontrase uno en alguna radio que se dignase recordar que el chamamé también existe, y cómo vive en mi corazón del litoral.
Bueno, basta de charla, a meterle con el punto cadena, una hilera larga, larga, tan larga como tu cama, como tu frío, o como tus ganas.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Que blog tan lindo. Es la vida misma!!!! Gracias por compartir.